Abstract:
Las palabras importan. No cabe duda de que el lenguaje que utilizamos para referirnos a las personas con discapacidad es importante, ya que configura nuestra percepción del mundo. Este lenguaje ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, y algunos términos que se utilizaban habitualmente hace unos años no se aceptan hoy día. Por lo tanto, es fundamental crear conciencia sobre cuál es el lenguaje apropiado para hablar acerca de las personas con discapacidad o conversar con ellas. Un lenguaje inapropiado puede resultar ofensivo para algunas personas o hacer que se sientan excluidas, además de generar barreras a una participación plena y genuina. El uso de un lenguaje despectivo o poco respetuoso puede constituir discriminación y menoscabar el disfrute de los derechos humanos. Al adoptar un lenguaje que celebra la diversidad, contribuiremos al fortalecimiento del modelo de la discapacidad basado en los derechos humanos y a unas Naciones Unidas más inclusivas. Al mismo tiempo, el lenguaje inclusivo es una herramienta útil para luchar contra el capacitismo y sus arraigadas manifestaciones. El capacitismo es una visión errónea y sesgada de la discapacidad de la que se desprende la idea de que la vida de una persona con discapacidad no merece la pena ser vivida. El capacitismo puede adoptar muchas formas, entre ellas la de un lenguaje hiriente. En vista de esta realidad, estas directrices deberían ser aplicadas en comunicaciones orales o escritas sobre la discapacidad u otros temas, lo cual incluye los discursos y las exposiciones, los comunicados de prensa, las publicaciones en redes sociales, las comunicaciones internas y otros documentos oficiales u oficiosos. Está basado en un análisis detenido de numerosos artículos y publicaciones y en un proceso de consulta con una amplia gama de expertos, algunos de los cuales son personas con discapacidad.